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Los conflictos de una estudiante newyorkina

Collegian File Photo

Escrito por Gretchen Keller

Traducido por Nicholas Remillard
Editado por Celia Rodríguez-Tejuca

“¿Eres de Framingham? ¡Conozco a gente de Framingham! Soy de Andover y mi compañero de cuarto vive en Haverhill”.

Si no sabes dónde estos pueblos se encuentran, quizás eres de afuera del estado, como yo.

Durante el proceso de postulación para la universidad, le decía a mi familia que quería ir lejos.

No me arrepiento de mi decisión, pero hay algunas cosas que hubiera deseado saber antes de tomar esta decisión.

Primero, la disposición del campus de la Universidad de Massachusetts no tiene sentido. Caminos diferentes se conectan en los patrones más incoherentes posibles. Ahora soy buena usando el sol para orientarme porque no conozco otra manera de hacerlo. Viniendo de la ciudad de New York, estoy muy acostumbrada a contar cuadras y hacer giros sencillos a la izquierda o a la derecha. Extraño mis calles enumeradas, los ángulos rectos y el aire contaminado. Me tomó todo el primer semestre para descubrir dónde se encontraban algunos edificios en el campus, así como la forma más eficiente para llegar a donde quería ir. La orientación sería mucho más fácil aquí si el campus tuviera un sistema de cuadrículas.

Siendo una universidad tan grande, es común que varios miembros de una familia estudien aquí. Quizás tus padres se conocieron aquí, o tu hermano o hermana vivía en un edificio específico en su primer año y ahora tú también quieres vivir en ese edificio. También hay algunos que tienen sus bodas aquí. Yo no puedo decir que mi relación con el campus sea de esa manera. No tengo ningún otro vínculo especial con la escuela más allá de que estudio en él ahora. Siendo de afuera del estado, no conozco a ninguna persona que haya asistido a esta escuela antes de mí. Cuando conozco a alguien, ellos generalmente solo dicen su ciudad de origen.

Una de las diferencias más grandes de un estudiante de Massachusetts y estudiantes de cualquier otra escuela es, definitivamente, el orgullo atlético. Este carácter competitivo va más allá de los triunfos de la universidad. Todos saben que hay una rivalidad entre los Yankees de New York y los Red Sox de Boston. Esta rivalidad siempre me persigue cada vez que en un juego de hockey escucho a estudiantes maldiciendo a los Yankees. Pero esto no me impedirá usar mi camiseta a rayas con orgullo.

Según mis compañeros, mi acento sale a veces, especialmente cuando estoy comiendo. Ellos frecuentemente me piden que repita palabras como ‘agua’ o ‘café’, y esto frecuentemente les causa risa. Siempre hay algún comentario cuando llamo a mis padres en frente de mis amigos porque digo ‘hola’ diferente. Como soy de New York, el acento de Massachusetts también me suena extraño, igual que mi acento les suena extraño a ellos. Muchas de las ciudades en Massachusetts no se dicen de la manera en que se escriben.

No hablemos de los precios de matrícula. Como si no fuera suficiente con que la universidad ya es cara, la matrícula para estudiantes de afuera del estado es mucho mayor. Me encantan mis clases y los comedores, pero siempre siento esta nube del costo de la matrícula sobre mi cabeza, una nube que probablemente se va a quedar incluso después de que me gradúe.

Ha habido varias veces en las que he estado enferma y solo he querido abrazar a mi perro en mi cama. Pero ir a mi casa los fines de semana es caro e imposible. La transportación pública para
los estudiantes de afuera del estado significa que eres el último en dejar el campus y el último en regresar durante las vacaciones. Los autobuses son una pesadilla y se toman casi el doble del tiempo que deberían. Además, cada viaje en la ciudad toma otra hora más por el tráfico.

Al final, la parte más difícil de ser un estudiante de afuera del estado es estar tan lejos de tu familia. No es posible regresar a tu casa los fines de semana por un cumpleaños familiar u otra ocasión especial. Los fines de semana para la familia o ‘Homecoming’ son imposibles porque tus padres probablemente trabajan y es un viaje demasiado largo como tan solo por dos días juntos. Es difícil pasar meses sin darle un abrazo a tu mamá. O, más importante, sin acariciar a tu perro.

Me encanta mi escuela. He conocido a algunas de las mejores personas de mi vida desde que comencé a estudiar aquí. Estoy agradecido por todo lo que hemos compartido juntos. Pero no se
compara con tu casa, tu familia, tu perro. Puedes sacar la chica fuera de la ciudad, pero no puedes sacar la ciudad fuera de la chica.

Gretchen Keller es columnista del Collegian y puede ser contactada a través de [email protected].

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