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Estados Unidos debe tomar un enfoque más activo en cuanto a los votos de categoría de estado puertorriqueños

Hay dos lados que se deben evaluar al considerar incluir a Puerto Rico como el quincuagésimo primer estado
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(Photo courtesy of Flickr: Creative Commons)

Es una isla de ciudadanos de los Estados Unidos con una población de más de 3 millones de personas. Tiene más residentes que otros 20 estados de EEUU. Pero Puerto Rico continúa en el limbo entre recibir todos los derechos otorgados a los ciudadanos americanos y la naturaleza imperialista de las colonias.

La isla, ubicada dos veces más cerca al continente que Hawaii, ha estado bajo el control de los Estados Unidos durante los últimos 120 años. Durante ese tiempo, Puerto Rico ha recibido derechos gradualmente, incluyendo el derecho a la ciudadanía estadounidense en 1917.

 

Pero incluso con estas provisiones, los últimos meses se ha visto una reacción tardía de parte de los Estados Unidos hacia la devastación en la isla tras el Huracán María. NBC Noticias reportó en septiembre que “la administración fue lenta en mover el cuerpo militar y subestimó la severidad del problema”. La administración ha demostrado que tener una voz auténtica en la democracia americana podría ser el impulso necesario para acabar con el estado actual de Puerto Rico. Un miembro del Congreso puede hacer mucho más para solucionar un problema que un alcalde a miles de kilómetros.

 

Cinco meses después del huracán, 400 000 personas continúan sin electricidad, una estadística verdaderamente impresionante que ha pasado desapercibida desde que la historia desapareció del rápido ciclo de noticias. Además, el gobierno de Puerto Rico se declaró en bancarrota el pasado verano después de intentar pagar sus deudas.

Hay problemas severos afectando el territorio, donde el ingreso doméstico promedio está por debajo de los $20 000 anuales y más del 40 por ciento de la gente vive en la pobreza. Moralmente, el camino que debemos tomar es arreglar estos problemas dando nuestro apoyo total para establecer a Puerto Rico como el estado número 51.

 

Aunque el enfoque inicial de este ámbito se encuentre en incluir primero a Washington, D.C. como estado, la situación en Puerto Rico es más urgente. D.C. tiene una población más grande que la de Vermont o Wyoming, y aun así sus 600 000 residentes no tienen miembros con derecho al voto en el Congreso.

 

Puerto Rico opera actualmente a través de su propio gobierno local y tiene un miembro sin derecho al voto en el Congreso. Los residentes pueden votar en las elecciones presidenciales primarias, pero no en las elecciones nacionales. La isla es el hogar de más de tres de millones de ciudadanos americanos prácticamente privados de derechos.  

       

Hay varios méritos en declarar a Puerto Rico el estado número 51; el principal es que sus residentes deberían tener algo de control sobre el rol que el gobierno federal tiene en sus vidas. En diciembre, la manipulación política del proyecto de gastos gubernamentales provocó la pérdida de billones de dólares en Medicaid para los residentes más pobres de Puerto Rico. Mientras todo esto ocurría, la isla continuó sin un voto a su favor en el Congreso. Que Washington continúe actuando sin la opinión de la población puertorriqueña solo conlleva a desventajas para el pueblo.

Además, las ventajas económicas de admitir a Puerto Rico como un estado más, podrían ayudar enormemente a la crisis relacionadas con las deudas. Los proponentes del argumento a favor de otorgar la categoría de estado afirman que con la habilidad de recibir impuestos corporativos y de renta, como cualquier estado, la situación financiera del gobierno de la isla podría mejorar.  

La Oficina de Contaduría del Gobierno de los Estados Unidos encuentra que si se logra otorgar la condición de estado, programas como Medicaid, Medicare, programas de ayuda alimentaria, ayuda federal para carreteras, el Programa de Seguro de Salud Infantil, y los préstamos federales estudiantiles estarían al servicio de Puerto Rico. Para un territorio con el ingreso per cápita del estado americano más pobre, estos cambios podrían marcar una diferencia.  

Por otra parte, no podemos forzar al pueblo puertorriqueño a convertirse en un estado más, probablemente tampoco lo querríamos. Cinco veces en la historia de Puerto Rico sus ciudadanos han votado para declarar la categoría de estado; las primeras cuatro veces el voto estuvo cerca, pero falló, a raíz de la confusión en cuanto a la redacción y las posibles opciones en la boleta. El quinto voto, realizado el verano pasado, resultó en una aprobación del 97 por ciento, pero fue desacreditado debido a que menos de un cuarto del territorio votó.

Los partidos políticos principales de Puerto Rico estás divididos entre conseguir la condición de estado o mantener el status quo, mientras que una pequeña minoría apoya la independencia total. Es poco claro si un petición acordada pasaría, y el Congreso no puede actuar sin el apoyo puertorriqueño; pero lo que sí es seguro, es que hay varios obstáculos sustanciales bloqueando el proceso de conseguir un voto justo. De cualquier manera, Estados Unidos debería comprometerse a celebrar un voto legítimo. Si bajo reglas justas el voto falla, por lo menos sabremos que Puerto Rico tiene la esperanza de mantener su estado actual.

Pasar el voto para conseguir la condición de estado podría significar un auténtico cambio para el mapa electoral americano. Puerto Rico tendría de cuatro a cinco representantes en el Congreso además de los dos senadores tradicionales, resultando en seis o siete votos electorales, la misma cantidad que Iowa, Nevada o Connecticut. El nuevo estado probablemente votaría en favor del partido Demócrata. El presidente Trump mantiene un índice de aprobación del 22 por ciento entre el electorado hispano (desde el 4 de febrero), y los puertorriqueños viviendo en Estados Unidos se inclinan hacia la izquierda.

 

Ambos partidos americanos apoyan otorgar la categoría de estado a Puerto Rico si la isla vota a favor. Pero hay una verdadera diferencia entre colocar todos los recursos en un referéndum y simplemente decir que se dará apoyo permitiendo que el voto desaparezca en el proceso. No sabemos con seguridad si la medida pasaría, pero no hacer nada solo lastima al pueblo puertorriqueño. Si sus residentes –que además son ciudadanos americanos– pueden recibir ayuda y apoyo al voto, es nuestro trabajo otorgar recursos financieros, para así permitirles tener una voz.

 

Will Katcher es un columnista del Collegian y puede ser contactado en: [email protected] y seguido en Twitter en: @will_katcher.

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