Hace una semana, el mapa de Ucrania hubiera sido pintado en blanco: un color que simboliza paz, unidad, y hegemonía renovada. Ahora que las fuerzas rusas invaden Ucrania, más y más partes del mapa se vuelven rojas: indicando muerte, destrucción y hurto. La tristeza que todos sentimos mientras otra guerra estalla en Europa se exacerba por el alto grado de inacción del resto del mundo. Los Estados Unidos, por ejemplo, cree que emitir sanciones económicas es contribución suficiente. La realidad es que las sanciones no son suficientes para hacer que los soldados rusos retrocedan.
Yo podría dar una clase acerca de las sanciones impuestas por los Estados Unidos y sus rotundos fracasos– ha sido bastante alarmante. Los Estados Unidos sancionando a Rusia, sorprendentemente, no es nada nuevo y ha sucedido durante años. Mientras continuamos atacando la economía Rusia con un miserable ultimátum para castigarlos por el ataque a Ucrania, realmente no logramos mucho. En 2019, Hunter Carwood escribió: “Después de casi siete años de una guerra económica… Estados Unidos no tiene nada para demostrar, más que haber dañado levemente la economía rusa. El historial de sanciones contra Rusia demuestra una y otra vez que su economía es lo suficientemente fuerte para resistir las sanciones, mientras persiguen la misma política que las sanciones estaban diseñadas para combatir.”
A simple vista parece que las sanciones no consiguieron nada. Pero, además, también afectaron al ciudadano promedio del país más que al verdadero líder. Esto da la impresión de que, en los países no democráticos, las personas son responsables por las decisiones de su líder. El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas reportó que “Las sanciones hieren a todos y son particularmente dañinas hacia los derechos humanos de las mujeres, los niños y otros grupos vulnerables”. A la larga, las sanciones no solo son ineficaces en motivar un cambio, sino que también causan daño a los ciudadanos más que a nadie.
Mientras esto tiene lugar, Ucrania debe proteger a los suyos del segundo mejor ejército en el mundo. Se han visto forzados a reclutar hombres y mujeres jóvenes y prepararlos para lo peor contra los rusos. Con un ejército increíblemente joven y con menos recursos que Rusia, esta guerra tiene un desenlace muy predecible. Los estudiantes universitarios y las personas como tú están siendo forzados a huir de su país o a luchar en la guerra. La frontera ucraniana se encoge cada segundo y las sanciones del resto del mundo mandan el mensaje de que solo están de brazos cruzados, esperando. La gravedad de este problema no podría ser expresada más claramente y nadie está haciendo nada para detenerlo.
Para aclarar, el resto del mundo no es responsable de ir a la guerra con Rusia y defender a Ucrania. Sin embargo, Estados Unidos y otros países sancionando a Rusia deben darse cuenta de que lo que están haciendo no funciona. Es tiempo de buscar una nueva dirección. Es tiempo de que Estados Unidos lidere un cambio drástico en política: uno que pueda defender a Ucrania y promueva paz y unidad. Debo admitir que parece una tarea imposible, pero solo aplicar sanciones generales no es el enfoque de “peor es nada” que deberíamos estar tomando. Sancionar a Rusia es el equivalente a ponerle una venda a una herida de bala. El mundo está tratando de prevenir que una pistola se dispare, mientras Ucrania ya se está desangrando.
Paulina Ortiz Orive is a Spanish translator and can be reached at [email protected].
Samuel Suárez Murias is a Spanish editor and can be reached at [email protected]