Escrito por Dan Riley
Traducido por Nicholas Remillard
Editado por Celia Rodríguez-Tejuca
Las decoraciones de Navidad en el ala este de la Casa Blanca parecen sacadas de las naves de Star Wars. Me imagino al presidente caminando por la Casa Blanca como Darth Vader con un fondo musical de marcha imperial. No es una analogía perfecta, como mismo el vocabulario de Darth Vader excede el vocabulario de un estudiante de quinto grado. La decisión de la Casa Blanca de traer a Conde Drácula como diseñador de interiores ha sido cuestionable. Uno pensaría que la Casa Blanca debería evitar la estética del villano de los cómics tomando en consideración la asombrosa impopularidad de Trump, pero parece que la administración está optando por otra estrategia.
Hablando ahora con total seriedad, las decoraciones de Navidad señalan que es el tiempo más maravilloso del año otra vez: el tiempo para elegir una postura en la verdadera y transcendental
“Guerra contra la Navidad”. El debate sobre los impuestos o la reforma de salud no parecen ser importantes, el problema real que enfrentan los estadounidenses es la “Guerra contra la Navidad”. Esta parece ser la guerra que hay que luchar.
Pero en realidad, no hay una “Guerra contra la Navidad”. Es solo una expresión inventada para anotar puntos políticos. La idea de que es políticamente incorrecto decir “Feliz Navidad” es tan
ridícula como la idea de que decir “Felices fiestas” indica un ataque al cristianismo. De hecho, uno tiene más probabilidades de ofender a alguien al decir “Felices fiestas” que al decir “Feliz Navidad”. Cuando escuches “Feliz Navidad,’ asiente, sonríe y sigue con tu día. Pero dile “Felices fiestas” a alguien que crea en la “Guerra contra la Navidad” −y en que la Navidad está perdiendo espacio (aunque más de 70% del país es cristiano y más de 90% celebra la Navidad)−, y entonces podrás ver qué lado del espectro político merece ser llamado “copos de nieve”.
Por supuesto, no sería razonable esperar que el 30 % del país, los no-cristianos, celebren un día de fiesta conmemorando el nacimiento de un hombre que no es teológicamente importante para ellos. Sin embargo, cuatro de cinco no-cristianos en Estados Unidos celebra la Navidad, un hecho que parece estar ligado a la celebración del espíritu unificado del pueblo estadounidense. En vez, tenemos artículos de Fox sobre cómo Barack Obama quería “tirar al niño Jesús afuera del edificio”, mientras aplauden a Trump por ser un hombre que no siente vergüenza al decir “Feliz Navidad”. Primeramente, el hecho de que la gente esté avergonzada por decir “Feliz Navidad” en los Estados Unidos es algo cómico. Segundo, celebrar a Trump como guardián de los valores cristianos es digno de vergüenza. ¿Acaso Trump es el Campeón de la Navidad por poner un pesebre en la Casa Blanca como cada presidente ha hecho y por sugerir que Starbucks cambiara sus vasos temáticos para la Navidad? Creo que no he visto el versículo de la Biblia donde Jesús dice el undécimo mandamiento: “necesitamos poner pinos y hombres de nieve en
vasos de café desechables”.
Si hay una “Guerra contra la Navidad”, entonces los anticristianos necesitan encontrar un mejor grito de guerra que “Felices fiestas”. Cuando la gente dice “Felices fiestas”, no está haciendo una declaración social radical. Solo un tonto o una persona intolerante puede confundir el uso de una frase que demuestra tolerancia y respeto por todas las religiones con la intolerancia y la falta de
respeto por el cristianismo. Si hay una guerra cultural en los Estados Unidos, entonces no se es la que se discute en el campo de batalla de las tendencias de saludos en diciembre; y los conservadores ansiosos no pueden caracterizarse como protectores de la tradición del cristianismo, para luego criticar a sus oponentes políticos como anticristianos.
Felices fiestas, lectores.
Dan Riley es un columnista del Collegian y se puede contactar a través de su correo electrónico, [email protected].