Hace poco estuve al tanto de una conversación durante una clase y escuché un comentario que parecía normal y preocupante al mismo tiempo: cada vez que algo se decía, un estudiante respondía “retweet”. Nadie parecía sorprendido y era un comentario que había escuchado antes, aun así sonaba fuera de lugar por varias razones.
No es mi trabajo controlar el lenguaje de los demás. Esto probablemente explica por qué no hice ningún comentario sobre su frase mostrando desaprobación. Sin embargo, es importante decir algunas palabras sobre el “embotamiento” general del lenguaje y su impacto en la cultura del campus en general. No se trata de ser correcto o incorrecto, sino de tomar el lenguaje de un medio y aplicarlo en un entorno diferente, al que podría no pertenecer.
No hace falta decir que el comentario hecho en clase no se publicó en Twitter, donde el acto real de retuitear sería una posibilidad. La estudiante que dijo “retweet” parece haberlo dicho por dos razones: primero, ella sugería que si el comentario aparecía en su cuenta de Twitter, valdría la pena retuitear. En segundo lugar, pronunciar la palabra “retweet” la absuelve de avanzar en la conversación de una manera significativa. En lugar de explicar la parte que valía la pena “retuitear”; ella simplemente dijo la palabra “retuitear”. Este comentario es prácticamente similar a decir “palabra” en respuesta a alguien o algo sin agregar nada. Y aunque me siento culpable por usar esta expresión también todo el tiempo, el uso de esa frase reafirma el efecto a veces inquietante que la cultura tiene sobre el lenguaje.
Supongo que la mayoría de la gente no cree que esto es un problema, ya sea porque les gusta el efecto de la cultura sobre el lenguaje o porque son apáticos. Pero si se suscribe a la opinión de que la incorporación de tales palabras y frases en el vocabulario conversacional es saludable, me gustaría diferir. El software iOS 10 de Apple dio a los usuarios la capacidad de mantener oprimidos iMessages y reaccionar a ellos. Apple presentó a las personas seis opciones diferentes para expresar emociones: corazón, pulgares arriba, pulgares hacia abajo, jaja, signo de exclamación y signo de interrogación. (Personalmente, me encanta el signo de interrogación, porque tengo curiosidad sobre lo que significan todas estas otras opciones. Pero el uso de esa opción me hace cómplice de la forma en que la tecnología ayuda a contaminar nuestra cultura, o mejora la forma en que elijo desafiar el sistema) Una vez más, estas opciones son creativas en la medida en que ofrecen diversas formas de reaccionar. Pero no estoy seguro de que dicha posibilidad mejore el modo en que nos relacionamos con los demás. De hecho, se ha vuelto bastante evidente para mí que su uso es en realidad perjudicial para la comunicación. Aplicar las redes sociales a una conversación normal evidencia nuestra incapacidad para articular nuestros propios pensamientos. ¿Por qué molestarse en explicar algo si una opinión puede resumirse en un eslogan?
Esta no es la primera vez que escucho una frase como esta usada en una conversación, y aunque no hay intención maliciosa detrás de ella, ese lenguaje sigue siendo problemático. Todos hemos escuchado la famosa frase: “Las acciones hablan más que las palabras”, mientras que a menudo olvidamos que las palabras mismas son una forma de acción. Si este es el caso, parece que usar este tipo de lenguaje no mejora la calidad de la conversación, un claro ejemplo de inacción. En lugar de asumir la responsabilidad de explicar un razonamiento, nos podemos conformar con un límite de opciones específicas para reaccionar.
De todas las formas en que alguien puede influir en la imagen que tiene en los otros, las palabras deberían encabezar la lista. Tal vez el mal de todo radica en que una opinión como esta sería más accesible si circulara a través de las redes sociales. Siéntase libre de retwittear bajo su propio riesgo.
Isaac Simon es columnista de Collegian y se puede contactar por [email protected].
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