El sábado 24 de marzo marché en Northampton en apoyo a la Iniciativa de la Marcha por Nuestras Vidas (March for Our Lives Initiative), fundada por los estudiantes de la escuela Marjory Stoneman Douglas, a raíz del tiroteo del día de San Valentín, que dejó a 17 de sus estudiantes y maestros muertos y más de una docena de heridos. Su meta es simple: terminar con los tiroteos en las escuelas.
El movimiento permanece fuerte porque está liderado por estudiantes. A medida que piden cambios, estos valientes jóvenes están transformando su duelo en poder. Su tenacidad provoca camaradería en nuestro país y hace que la posibilidad de un cambio sea real. Los estudiantes de la escuela Marjory Stoneman Douglas han iniciado un movimiento nacional, demostrando que la gente está cansada de oír sobre niños asesinados en los centros educativos. Un estimado de 200 000 personas marcharon en Washington D.C., y hubo alrededor de 800 marchas a través del país. Crearon un movimiento que inspiró a otros estudiantes; la manifestación de Northampton también fue dirigida por estudiantes.
Afuera de Northampton High School, los estudiantes empezaron la marcha dando anuncios de logística y gritos de manifestación. Una estudiante de secundaria y ex-interna del representante del distrito de Northampton en el Congreso, Jim McGovern, quien no estuvo presente ya que estaba marchando en D.C., leyó un mensaje en su nombre. La nota de McGovern exigía una legislación para la reforma del uso y tenencia de armas y pedía que los políticos se opusieran a la Asociación Nacional de Rifles (National Rifle Association). La estudiante fue afirmativa en su lectura y dejó a la audiencia –incluyéndome- con piel de gallina. Demostró, una vez más, que estos jóvenes estudiantes van en serio con el cambio.
Mientras bajábamos la colina más allá del Smith y hacia el Ayuntamiento, me di cuenta de lo masiva que era la multitud. Por lo menos 2 000 personas estaban marchando al unísono; otros animaban en apoyo. En el centro del pueblo, la calle estaba repleta desde la cuadra antes del Ayuntamiento hasta después de la Academy of Music. Mientras pasaba el tiempo, más estudiantes iban hacia las gradas del Ayuntamiento para demostrar su compromiso con el tema, tocando música y dando discursos. Los espectadores notaron que esta era la marcha más grande que jamás habían visto en Northampton.
El liderazgo estudiantil de la la Marcha por Nuestras Vidas es increíblemente poderoso porque son sus vidas las que están en riesgo. Los tiroteos masivos escolares se han vuelto demasiado comunes en los Estados Unidos y aquellos que son más vulnerables ahora están diciendo “Basta ya”. La voz estudiantil es crucial para el movimiento, tanto, que la manifestación en Washington tuvo estudiantes oradores casi exclusivamente.
La decisión de presentar estudiantes oradores es especialmente relevante, ya que la NRA, quien vergonzosamente se opone a la reforma de armas, han argumentado que movimientos como la Iniciativa de la Marcha por Nuestras Vidas son orquestadas por “las élites billonarias odia-armas de Hollywood” para empujar un agenda anti-armas.
Aunque las celebridades mostraron su apoyo -Kim y Kanye marcharon con su hija North en D.C., Paul McCartney marchó en Nueva York, citando la muerte de John Lennon como la razón por la cual es tan apasionado sobre el tema de la violencia con armas, además de íconos de Broadway como Lin-Manuel Miranda y Ben Platt, quienes cantaron remixes de canciones de sus respectivos musicales, una oda a los estudiantes y a la acción colectiva- son los estudiantes que piden seguridad en la escuela los que están en el núcleo del movimiento. Buscan un cambio verdadero, no un simple momento bajo el reflector.
La NRA quiere que la gente crea que estos estudiantes quieren desarmar a los Estados Unidos. Pero los estudiantes quieren acabar con una cultura en la cual un niño es asesinado en la escuela.
Los estudiantes de secundaria de la Marcha por Nuestras Vidas no deben ser subestimados. En Northampton, vi a jóvenes valientes pararse en frente a una multitud pidiendo por un cambio, con voces que a veces temblaban, pero que se mantenían firmes. En Washington, vimos estudiantes dar discursos impresionantes, icónicos y sinceros. Emma González tuvo un momento de silencio que duró seis minutos y 20 segundos -el mismo tiempo que duró el tiroteo en su escuela- tomando un momento doloroso y transformándolo en uno de acción política. Con humildad, Sam Fuentes vomitó en el escenario y continuó hablando. Si el cambio ha de venir -y tiene que hacerlo- será por estos estudiantes, y por nuestro apoyo a ellos, tomando un rol activo en su gobierno y en sus vidas.
Claire Wixted es una columinsta del Collegian y puede ser contactada en [email protected].
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