Estamos en un momento en el que la experiencia política es pasajera. Según una encuesta de Gallup del 2016, la confianza de los estadounidenses en los políticos ha disminuido del 63 al 42 por ciento desde el 2004. A medida que los estadounidenses se convencen cada vez más de que sus políticos son deshonestos, buscan que los desvalidos restablezcan la confianza en las instituciones gubernamentales. En los últimos años, estos marginados son famosos, y la lógica subyacente tiene sentido: ya los conocemos, nos gustan y, si nos inspiran lo suficiente, podemos ser influenciados con bastante facilidad para votar por ellos. The Atlantic señala que esta tendencia de votar por el candidato menos experimentado comenzó en el 1996, entre las legislaturas nacionales y estatales.
Cynthia Nixon, actriz de “Sex and the City”, espera sacar provecho de esta nueva prioridad de “frescura” política postulándose para gobernadora de Nueva York. El discurso de Oprah Winfrey, aparentemente presidencial, en los Golden Globes en enero generó entusiasmo por una posible candidatura. Donald Trump aprovechó al máximo esta tendencia y ganó las elecciones en una campaña basada en su condición de forastero político y sus promesas de “agotar el pantano” de los políticos en Washington sin hacer mucho más.
En el panorama de la política, un rostro familiar pero nuevo puede ser refrescante para los votantes. Las celebridades se hacen famosas por lo general porque son expertas en vender su propio sello, una habilidad también vital para una campaña política exitosa. Las celebridades pueden aprovechar su fama en el mundo de la política porque, aunque puede que no tengan experiencia en este ámbito, su mundo no está lejos del de los políticos. Muchos candidatos usan el apoyo de celebridades como herramientas para mejorar sus posibilidades de ganar. Si una celebridad se presenta como candidato, cortan al intermediario e hipotéticamente podrían usar su popularidad en su beneficio. Como resultado, el estrellato se ha convertido en una puerta de acceso directo al mundo de la política, con menos riesgo que comenzar con trabajos gubernamentales más pequeños para adquirir experiencia; después de todo, si sus campañas fracasan, al menos han ganado publicidad.
Esto ha creado un círculo vicioso que proyecta a las celebridades como los próximos grandes líderes. Pero buscar a una celebridad como candidato es el resultado de nuestra propia pereza para buscar un mejor candidato, y nuestros estándares para un buen candidato ahora son más bajos que nunca. Si bien esto ha funcionado en el pasado y algunas celebridades han realizado transiciones exitosas al mundo de la política, ciertamente no significa que cualquier persona pueda hacerlo. Asumir un trabajo de tan largo alcance como el de presidente o gobernador debería requerir al menos algunos antecedentes políticos, y las celebridades parecen ignorar esto cada vez más.
Varios candidatos potenciales más inexpertos al menos han soñado con la idea de una campaña, como el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, Mark Cuban y Dwayne “The Rock” Johnson. Si bien usted puede pensar que algunos de estos candidatos son absurdos ahora, recuerde que antes de las elecciones del 2016, el público en general estaba convencido de que Trump ni siquiera ganaría la nominación republicana, y mucho menos la presidencia.
“Siempre nos gustan los que no forman parte del interior del sistema, y esos solían ser los gobernadores”, dice Lee Miringoff, director del Marist Institut de Opinión Pública. “Ahora el extraño es Donald Trump. La pregunta es, después de Trump o en contra de Trump, ¿queremos a alguien que tiene experiencia ejecutiva en el gobierno?”
Para esto, creo que necesitamos absolutamente a alguien con más experiencia ejecutiva después de Trump. Dejar continuamente el país en manos de personas que no saben cómo ser políticos es peligroso para nuestra integridad como nación. Si bien las celebridades son buenas para venderse a sí mismas, no necesariamente significa que serán exitosas con el país; y no es una buena idea seguir experimentando para ver si lo hacen.
Lauren Sointu es columnista del Collegian y puede contactarse a su correo electrónico lsointu@umass.edu.
Adrelys Mateo Santana es traductora de Español para el Collegian y puede ser contactada a través de su correo electrónico amateosantan@umass.edu.
Celia Rodríguez-Tejuca es editora de Español para el Collegian y puede ser contactada a través de su correo electrónico [email protected].