Fue mi último día en casa antes de mudarme. Mi madre había sacado una caja de recuerdos llena de fotografías antiguas de la familia para que yo pudiera escoger algunas para llevar conmigo. Examiné las fotos en mis manos. Mis ojos se movieron lentamente de una fotografía a otra y mis pensamientos siguieron, reflexionando sobre las circunstancias de cada uno de los momentos capturados en la caja.
¿Por qué estas imágenes me parecieron tan diferentes? ¿Qué las hizo diferentes de las fotografías que había guardado en mi celular? Había algo sobre sentir y mirar fotos en mis manos que las hacía especiales. Sentí las emociones unidas a estas fotografías con mucha más fuerza que si simplemente las hubiese visto en la galería de fotos de mi celular. Y ahí fue cuando me surgieron las siguientes preguntas: ¿los avances en fotografía digital hacen que las fotografías sean menos significativas? ¿La abundancia y el propósito de las fotografías digitales están disminuyendo su importancia en nuestras vidas?
Tomar fotografías solía ser un proceso mucho más complejo de lo que es ahora. Debido a que requería mucho esfuerzo y paciencia, solo los momentos y eventos especiales se consideraban lo suficientemente valiosos para un “click” y “flash” de la cámara. Ahora, sin embargo, los teléfonos inteligentes lo han hecho demasiado fácil y demasiado simple para tomar fotografías. Todo lo que tenemos que hacer ahora es sacar nuestros celulares, apuntarlos a la escena de interés, tocar un botón y ¡listo! Las imágenes están ahí, guardadas de inmediato y en espera de ser editadas, compartidas o eliminadas. Cuando el proceso es así de simple, es difícil abstenerse de tomar fotografías de cada cosa que consideramos remotamente interesante. Terminamos tomando demasiadas fotografías innecesarias y no esenciales solo porque podemos. Y aunque tener demasiadas imágenes innecesarias es una molestia en sí misma, el problema real es cómo afecta el significado detrás de las fotos. Poseer una gran cantidad de fotografías nos lleva a perder el significado detrás de ellas, derrotando el propósito de tomar una fotografía.
La abundancia no es el único problema que enfrentamos cuando se trata de fotografía digital. El propósito de tomar fotos ha cambiado desde el predominio de las redes sociales. Sin los medios sociales, el único propósito de una imagen es recordar y conmemorar una ocasión. Sin embargo, con las redes sociales, el propósito es construir una identidad en línea para nosotros mismos, compartir nuestras vidas con amigos y conocidos, para comunicarnos con el resto del mundo. Y si bien estas son razones generalmente utilizadas para apreciar y elogiar las redes sociales, no nos hacen ningún bien a la hora de preservar nuestros momentos especiales.
A veces nos preocupamos tanto por tomar una buena fotografía que perdemos de vista todos los detalles que rodean la foto. Si este escenario te parece familiar, no estás solo. Este es el resultado de lo que se denomina “efecto de deterioro de la toma de fotografías”. Primero, identificado en un estudio del 2014 y luego respaldado por un estudio del 2018, el “efecto de deterioro de la toma de fotos” indica que es menos probable que recuerde un objeto que fotografía que un objeto que simplemente observa. El estudio del 2018 planteó la hipótesis de que tomar fotografías “permite que las personas descarguen la memoria orgánica en la memoria protésica de la cámara, en la que pueden confiar que ‘recordará’ por ellas”. Con la creciente popularidad de varias plataformas de medios sociales que nos permiten compartir fotografías, nos dejamos llevar tratando de mostrar nuestro mejor ser. Y al hacerlo, perdemos la esencia misma de lo que era y debería ser la fotografía. Nos olvidamos de prestar atención al momento que intentamos preservar, y ¿cuál es el objetivo de preservar un momento que no recordará?
Como individuo que vive en la era de la tecnología, entiendo el atractivo que tiene la fotografía digital. Es una delicia, fácil y sencillamente divertida. Por lo tanto, no estoy tratando de convencerte de que nunca más uses la fotografía digital. En cambio, te animo a considerar lo que vale la pena fotografiar. Te animo a fotografiar a las personas, lugares y momentos hermosos de tu vida, pero al hacerlo, asegúrate de sumergirte en el momento, absorberlo todo y dejarte sentir. Porque cuando mires esa fotografía un día, es ese sentimiento el que querrás recordar.
Rithika Senthilkumar es columnista colegial y puede ser contactada en su correo electronico [email protected].
Adrelys Mateo Santana es traductora de español para el Collegian y puede ser contactada a través de su correo electrónico [email protected].
Adriana Rozas es editora de español para el Collegian y puede ser contactada a través de su correo electrónico [email protected].