Desde principios de septiembre hasta el día de las elecciones de noviembre, mi Instagram y Twitter fueron el equivalente digital de 500 personas gritandote “¡VOTA!” con notable entusiasmo. Como una joven de 18 años de edad, me emocionó al ver que finalmente era mi momento de ir a las urnas electorales, y esta vez no solo esperar afuera en la venta de pasteles mientras mis padres votaban.
Registrarse para votar fue tan fácil como hacer clic en unos pocos botones en mi teléfono, recibir un correo electrónico de confirmación y esperar a que llegue el 6 de noviembre para que yo, Meghan Carney, pudiera entrar en mi propio cubículo y llenar las burbujas al estilo SAT, excepto esta vez en realidad importaba. Estaba participando en la democracia por primera vez en mi vida como adulta. Como tantos otros, nací en una generación que se presenta en demostraciones y marchas para abogar por el control de armas de fuego y la igualdad de género que a menudo son descartados o ignorados por la oposición. La votación no puede ser cancelada o ignorada.
Los jóvenes fueron llamados durante esta elección para que votaran. Cuando mi compañera de cuarto se sentó en Berkshire Dining Commons, una chica con un pedazo de papel se acercó a ella, y en dos minutos nos había conseguido un viaje gratis a nuestro lugar de votación. Me encantó saber que no tendríamos que pagar por un Uber. Alternativamente, Lyft también ofreció un 50 por ciento de descuento en viajes a lugares de votación, haciéndolo accesible y asequible para nosotros, los universitarios.
Taylor Swift, John Krasinski, Lin-Manuel Miranda y un sinnúmero de otras celebridades llenaron sus redes sociales con mensajes sobre la importancia de votar y también subieron selfies enviados por los fanáticos que orgullosamente lucían sus calcomanías que decían “¡Voté!”, como prometieron que harían, creando conciencia y haciendo que votar fuese la moda. O sea, cuando Jim del programa “The Office” te dice que votes, tú votas. No se hacen preguntas.
Cuando me registré para votar, escuché a un voluntario dirigirse a su colega y decir: “¡Nunca había visto tantos votantes y tantos estudiantes! Es realmente increíble.”
Me pregunté cuántos estudiantes se presentaron a las urnas electorales en el pasado y me cuestioné si había ignorado las publicaciones en las redes sociales a favor del voto debido a mi incapacidad para participar, o si esta elección fue la primera en obtener tanta publicidad que la participación de los votantes superó las expectativas de los voluntarios.
Los problemas en las mesas de votación están recibiendo una falta de cobertura y reconocimiento en las redes sociales. El impulso para que las personas participen parecía terminar el día de las elecciones, aunque los problemas comenzaron en muchos estados, incluidos Georgia, Arizona y Carolina del Sur. En Snellville, Georgia, las máquinas de votación no funcionaron, lo que causó filas largas. Cuando los votantes deben esperar en líneas de tres horas, se desalientan, especialmente si tienen trabajos, familias y vidas que atender. Por supuesto, es importante hacer algunos sacrificios para votar, sin embargo, es notablemente injusto que algunos voten con tanta facilidad y que otros se enfrenten con sistemas que funcionan mal y que deberían haberse resuelto de antemano. Zellie Imani, una votante en Snellville, tomó un video de la larga fila en una mesa electoral en un vecindario mayormente afroamericano, donde no se suministraron cables para cargar las máquinas utilizadas para votar. Votar no debería ser un privilegio que depende de la comunidad en la que vive alguien.
Dado que la votación es fundamental para nuestro país, como muchas celebridades parecen estar de acuerdo, estos problemas deberían estar recibiendo más atención. La programación regular se ha reanudado en Twitter, excluyendo el día de los resultados de las elecciones.
Las máquinas de votación electrónica que no tenían cables para cargarse deben ser un error del que se debe hablar. El proceso de votación se retrasó de una manera más que irrazonable para muchas personas que estaban ansiosas por que se escuchara su voz. Preocuparse por la política no debe terminar cuando se cierran las urnas electorales. Cuando votar no es igual para todos, sacude la plataforma de la democracia de la que muchos se enorgullecen de ser ciudadanos estadounidenses. Ignorar estos temas solo quita el poder de votar.
Meghan Carney es columnista del Collegian y puede ser contactada a través su correo electrónico [email protected].
Adrelys Mateo Santana es traductora del español y puede ser contactada a través de su correo electrónico [email protected].
Adriana Rozas es la editora de español y puede ser contactada a través de su correo electrónico [email protected].