La fundadora del movimiento ‘Me Too’, Tarana Burke, dijo que hace dos años no podría haber reservado una conferencia; el miércoles por la noche, casi 2,000 asistentes acudieron al edificio John M. Greene para escuchar a la famosa activista hablar sobre la importancia del liderazgo.
Durante los últimos dos años, Burke ha estado viajando por el mundo hablando de la idea equivocada que se tiene del movimiento ‘Me Too’, un “movimiento de justicia social construido y liderado por una supervivientes” para terminar con la violencia sexual.
Burke expuso una razón por la que estableció el movimiento, “la gente no entiende cómo se ve una superviviente”.
“Por eso la gente dice, ‘ella no puede ser una superviviente, no actúa como una’”, dijo Burke.
La otra razón es que el movimiento ‘Me Too’ y el hastag #MeToo son lo mismo.
Primeramente, según Burke, “el hastag #MeToo no reconoce a la comunidad negra, ni los cuerpos ‘queer’ –solamente celebridades blancas, en buena forma física y guapas”.
Como resultado, se tardaron 16 años de exposiciones, publicaciones en redes sociales y documentales para que R. Kelly fuera procesado, pero “solamente dos artículos para derribar a Harvey Weinstein”.
Sin embargo, Burke explicó que ella empezó el movimiento ‘Me Too’ para poner en el foco a las mujeres y niñas negras.
“Y lo hago sin pedir disculpas”, dijo Burke.
Burke atribuye su activismo a su educación y crecimiento en el Bronx.
“La gente necesita saber que las personas extraordinarias vienen de lugares normales”, dijo.
Criada por un abuelo pan-africano y una madre que la “envolvió” en la literatura feminista negra, Burke estuvo expuesta a libros como “Before the Mayflower” y escritoras como Ntozake Shange.
Aunque crecer en un hogar activista la ayudó a identificar la injusticia, Burke dijo que no le dio las “herramientas para combatirla”.
Fue cuando se unió al Movimiento de Liderazgo Juvenil del Siglo XXI, donde encontró las herramientas y el momento de ser lideresa.
“Y cambió la trayectoria de mi vida”, dijo Burke.
La organización, una de las más antiguas del país del liderazgo juvenil, se fundó en 1985 por veteranos del movimiento de derechos civiles y muchos movimientos de justicia social de los años 60 y 70. Según la página web de la organización, su misión es “inspirar, asistir, organizar y desarrollar a jóvenes de todas las edades, de fuera y dentro del colegio para que sean líderes capacitados enfocados en la comunidad”.
Burke dijo que durante su tiempo en la organización, cada mañana se decía a sí misma, “soy lideresa, ¿qué puedo ofrecer?”
Para Burke, una líder ofrece tiempo, recursos y voz. Donar tu tiempo significa buscar agujeros en tu comunidad donde hay pocos recursos y unirse a otras personas que hacen un trabajo similar en torno a tu interés.
“La gente no se preocupaba mucho sobre la violencia sexual hasta hace dos años”, dijo. “Y a muchos de ellos sigue sin importarles al día de hoy, por lo que eso significa que en tu comunidad probablemente haya alguna organización con falta de fondos y personal que esté manteniendo a esas personas en tu comunidad que estén probablemente diciendo ‘Me Too’ (Yo también)”.
“Hazte voluntario. Ofrece parte de tu tiempo”, añadió Burke.
Según Burje, no ha habido muchos recursos que se hayan extendido a través de “el suelo”, lo cual se refiere a las organizaciones de base, lo que ha causado que muchas organizaciones significativas tienen preocupaciones financieras.
Como referencia Burke cita que la Línea Directa Nacional de Abusos sexuales incrementó en un 400 porciento el último año y un incremento de 26 porciento en sus admisiones. La necesidad de recursos es urgente, afirma, lo que significa que involucrarse uno mismo en recaudación de fondos y donaciones es crucial.
“Hacen falta recursos para construir una comunidad”.
Por último, una voz – Burke enfatizó que pese a que se puedan “galvanizar” el movimiento, “los hastags no son movimientos”.
Por el contrario, aconsejó a la audiencia a alzar la voz cuando oigan discursos de odio – siempre que no los ponga en riesgo – y no “desaprovechar” este momento.
“Construir mientras escalas; ser un aprendiz de por vida; y no tener miedo a cometer errores”, dijo Burke.
Abogó también por trabajar juntos por una meta porque “es menos difícil hacerlo en comunidad”.
“Y eso es lo que somos: una comunidad internacional”, añadió Burke. “El trabajo es duro, pero es menos duro si se hace en comunidad”.
Para Burke la comunidad es una preferencia sobre el gobierno, el que según ella no podemos confiar para crear un cambio tangible para los derechos de las supervivientes.
Una de las mayores lecciones que Burke aprendió en cuan profundo era el país en relación a la epidemia de abusos sexuales fue en Selma, Alabama.
Cuando Burke realizó un programa de educación sobre violencia sexual en el Instituto Selma Junior a finales de la década de los 90, hizo que todos los niños escribieron sus conocimientos sobre violencia sexual en notas adhesivas. Si habían experimentado violencia sexual en primera persona, se les animó a escribir “Me Too” (Yo También),
Burke dijo que vio esas dos palabras en “una nota tras otra”.
Según Burke, el 75 porciento de las niñas en la escuela intermedia son supervivientes de violencia sexual, un número que la sorprendió.
“Estos son los mismos niños [que], si un policía tocara un pelo de su cabeza, paralizaríamos la ciudad” dijo Burke.
Tras contar su experiencia, Burke enfatizó a la audiencia la necesidad de comunidades para trabajar juntos.
“Si tenemos un problema comunitario, necesitamos una solución comunitaria”.
La otra vez que Burke vio esto fue a través de las sesiones para confirmar a Brett Kavanaugh en la Corte Suprema estadounidense. A través de las personas que conoció, Burke pudo darse cuenta de cuán profundamente personales eran las sesiones para muchos sobrevivientes, muchos de los cuales ella describió como “tristes” y “rotos” después de su confirmación.
Cada noche tras la confirmación Burke leyó los comentarios y correos electrónicos sobre Christine Blasey Ford que categorizaban a Ford y a las feministas de manera ofensiva. Fue en ese momento cuando Burke se dio cuenta de que parte de los problemas alrededor de la violencia sexual es que no está solamente generalizada y normalizada sino que la gente no entiende cómo es la supervivencia.
“Usamos la palabra y la desechamos, la gente decía cosas como ‘sabes que ella tiene que estar mintiendo porque no sabe los detalles’ o ‘esto es ridículo, ¿por qué no sacaste a la luz este caso hace 30 años?’”
Burke empezó a entender que ella vive en una “burbuja”, un espacio donde todos están de acuerdo con ello y hacen el mismo trabajo que ella. En ese momento se dio cuenta de la importancia de enseñar a los demás qué es ser una superviviente.
La noción de que una superviviente pueda ser capaz de recordar cada detalle no es una experiencia universal. Haciendo referencia a su propia vida, Burke afirma que tiene compañeras que se enfadan con ella por no poder recordar hechos simples por su poca memoria.
“Y mi memoria es terrible porque he estado toda mi vida intentando olvidar”, dijo Burke.
Añadió que, cuando la gente escucha historias sobre quién tiene el “Me Too’d” y describe el movimiento en partes del espectro de violencia sexual, muestra una falta de conocimiento sobre qué significa el “Me Too.
Para Burke, “Me Too” es sobre aprender y hablar sobre una cultura que crea una atmósfera alrededor de la violencia sexual desde el lenguaje hasta las personas que tienen miedo de salir a la calle.
Sin embargo, Burke remarcó también la importancia de la alegría en el trabajo emocionalmente difícil.
Aunque tiene días en los que “lo único que puedo hacer es sobrevivir”, Burke dijo que ella sana su alma no solamente a través de la terapia, sino también con pequeñas cosas, como recuerdos de su hijo corriendo hacia ella en la guardería.
Como el activismo, curar la alegría es intencional”, dijo Burke.
Burke clausuró el evento animando a la audiencia a hablar sobre el movimiento de una forma diferente.
“Uno de nuestros mayores retos es cuando la gente no lo entiende”, dijo Burke. Se sienten amenazados, sienten que es demasiado, o que ha estado pasando durante mucho tiempo”.
Akilah Williams, una estudiante de Smith College, dijo que no podía expresar este evento en palabras.
“Estoy como estremecida”, dijo Williams. “Ella irradia una energía tan increíble”.
La estudiante de Smith College Brittany Torres dijo que escuchando a Burke “me hizo sentir como “claro que puedo hacerlo’”.
El evento estuvo organizado por el Smith College Wertele Center for Leadership.
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